La inseguridad y la criminalidad han llegado, en todas sus formas, a ser parte de nuestra aterradora normalidad en el Perú.
La violencia, extorsión descarada, asesinatos a manos de sicarios son delitos frecuentes en nuestro país, que han crecido con más violencia e impunidad como parte de la inacción de las autoridades.
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En el 2024 se registraron 16, 204 víctimas de extorsión, donde muchos de ellos -lamentablemente- perdieron la vida a manos de estos delincuentes. Sin embargo, en este nuevo año las denuncias por amenaza siguen latentes.
Noticieros y periódicos no pasan ni un solo día sin publicar hechos delictivos. El último acontecimiento fue la detonación de un explosivo contra una sede de la Fiscalía en Trujillo, siendo esta la más grande prueba de que el hampa no tiene miedo al poder del Estado.
Testimonios de víctimas por extorsión
Uno de los relatos es de Aaron, un comerciante de 40 años que hace tres días su negocio de ferretería, que le costó dos décadas en hacer y crecer, fue incendiado sin piedad por inescrupulosos. Cuenta que vivió bajo amenaza durante 90 días, hasta que el 17 de enero, a las 4 de la tarde, un humo negro salía del segundo piso de su local. Solo pasó 6 horas desde el último mensaje de amenaza por parte de los extorsionadores.
Hoy, Aaron optó por vender todo el material que sobrevivió, ya que las llamas consumieron aproximadamente 3 millones de soles en mercadería.
Otro testimonio es el de Piero, quien soñó con tener su propia empresa y lo venía cumpliendo hasta que el hampa se fijó en su éxito. Este joven se vio obligado a abandonar el país ante las constantes amenazas de muerte y que hoy vive en Estados Unidos, pese a que pidió ayuda a la policía.
“Hui del Perú. Dejé todo mi negocio y esfuerzo”, es parte del triste relato de Piero para ‘ContraCorriente’.
