Pese a las demoledoras cifras que demuestran la indiferencia del gobierno del presidente Pedro Castillo ante los adultos mayores, Contracorriente muestra dos casos de quienes aún luchan por mejorar la sociedad: Bumpei Otzuka y Abel Zapata.
Bumpei Otzuka tiene 78 años y es uno de los 3 millones y medio de adultos mayores que en el Perú son invisibles para el Estado y que, sin embargo, nos dan ejemplo de perseverancia.
Es un ingeniero japonés que llegó al Perú hace 44 años y se enamoró de nuestra tierra. Fue premiado por varios gobiernos peruanos por ayudar en la reconstrucción de zonas en desastre y hoy, es quien da vida al biohuerto de la Municipalidad de San Isidro, cultivando frutos y verduras japonesas.
Por otro lado, el 87% de los adultos mayores sufren afectación a su derecho a una pensión, apenas un 20% tienen acceso a un empleo. De ese porcentaje, casi la mitad no es remunerada y el resto solo recibe propinas.
Según la Encuesta Nacional de Hogares del Inei, el 75% de los adultos mayores padece de enfermedades crónicas y de ellas apenas un 13% reciben algún tipo de tratamiento. Solo el 18% de adultos mayores jefes de hogar se benefician con el programa Pensión 65.
Para seguir soñando no hay edad. El señor Otzuka anhela viajar a Yurimaguas y trabajar como voluntario en una misión que fundó el hombre que lo casó y le marcó en su vida. El Padre Manuel Kato.
Está traduciendo al español, un libro que le hizo en Japón al Padre Kato y espera multiplicar más biohuertos en Lima, según contó a Contracorriente.
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Abel Zapata tiene 80 años es una leyenda en el distrito de Barranco. En su juventud fue una de las figuras del fisicoculturismo en el país y de ese deporte aprendió la disciplina que ahora inculca en los jóvenes. La discriminación por ser un adulto mayor ocupa el cuarto lugar en importancia y más que albergues, pensiones y discursos, lo que se necesita es cuidar su autoestima y comprender que pueden y de hecho son productivos para la sociedad.
Abel Zapata, sueña con representar al Perú en algún campeonato de fisicoculturismo para adultos mayores.
Cuando uno tiene un corazón joven, puede parar el tiempo. Lo que nos enseñaron Otzuka y Abel Zapata es que la vida es un viaje fabuloso que vale la pena realizar y solo los valientes lo hacen con una sonrisa y esperanza, hasta el final.
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