En este año, 642 niños y adolescentes detenidos son la triste realidad del Callao

En lo que va del año, en el Callao, niños y adolescentes, han sido detenidos en flagrancia por delitos que, en las series de Netflix, solo los cometen avezados delincuentes: sicariato, robo, posesión de armas y comercio de droga.  

Con su aire cargado de sal y secretos, el primer puerto es escenario de conflictos que se encienden y extinguen como chispas en un barril de pólvora. Los niños, atrapados en este fuego cruzado, se convierten en brasas ardientes, consumidos por un ciclo de violencia que se alimenta de miseria y necesidad. 

"Estamos en una jurisdicción con ciertos problemas de carácter familiar, porque como ustedes comprenderán, el Callao es un puerto. Ha crecido de esa manera y hay lugares donde existen familias disfuncionales, hay deserción escolar, hay un torno social negativo, hay un bajo nivel económico familiar y hay padres o hermanos que están en la cárcel, incluso madres también en la cárcel.  Entonces los niños crecen sin una guía, básicamente, que es la célula fundamental, que es la familia", manifestó el general PNP Arturo Prado,
jefe de la Región Policial Callao.

TAMBIÉN PUEDES VER | Mininter: tras enfrentamientos, 1500 policías se trasladaron a Barrio Chino

En estos barrios chalacos no solo la violencia es pan de todos los días, el grave problema es que se ha instalado la cultura del crimen en las nuevas generaciones. Hay una tendencia creciente a que niños y adolescentes sean arrastrados al mundo del sicariato.

El Callao, ahora un peligroso escenario de violencia juvenil, enfrenta una realidad desgarradora: bandas de niños y adolescentes convertidos en sicarios.  

NÚMERO ALARMANTE 

En este año, 642 niños y adolescentes detenidos son la triste realidad del Callao. Las palabras incumplidas pesan más que las acciones. Desde el Palacio, la indiferencia hacia lo que sucede en el Callao es no solo ofensiva, sino también arrogante. 

TAMBIÉN PUEDES VER | Ica: 18 policías resultaron heridos tras violentas protestas en Barrio Chino

Mientras tanto, el médico Ciro Castillo, su presidente regional, ocupa más su tiempo en defenderse de los graves cargos de corrupción denunciados en su contra, que en hacer alguna política pública para rescatar a estos menores inmersos en el mundo del hampa. Mientras el Gobierno le da la espalda, la juventud se arma, no solo con pistola, también con armas de guerra. 

Estos jóvenes sicarios son la triste realidad de un país desangrado. Mientras tanto, en Palacio de gobierno festejan el primer año de la continuidad en el desgobierno.