¡Un ejemplo a seguir! Usuaria del programa Juntos desafió bajas temperaturas para ayudar a su comunidad

En el centro poblado Rayanpampa, de la provincia de Huaylas (Áncash), existe un gran campo que se divisa a lo lejos gracias a su intenso color rojo; se trata de hectáreas de fresas listas para la cosecha, las que se han convertido en fuente de empleo para el pueblo e inspiración de emprendimiento para los lugareños.

Diana Oro (27), madre de dos hijos, es usuaria del programa Juntos, del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis), y desafió las bajas temperaturas de la zona para sembrar y cosechar fresas a más de tres mil metros sobre el nivel del mar, donde solo se siembra papa y se vive de la ganadería.

La historia de Diana es un verdadero ejemplo de lucha y perseverancia; hace algunos años trabajó en Cañete y aprendió la técnica del goteo para hacer brotar las fresas, logró ahorrar y administrar el incentivo económico bimensual que le entrega el programa Juntos y así obtuvo el capital que utilizó para la compra de semillas, fertilizantes y herramientas para el sembrío.

“Nuestras familias han aprendido a sembrar fresas. Quieren salir adelante para cumplir sus metas. Ha sido una historia de mucho sacrificio porque no teníamos dinero para comprar los materiales”, dijo Diana.

Diana tuvo la fuerza necesaria para salir de la pobreza y se convirtió en un ejemplo para su comunidad, al punto que los campesinos, que en su mayoría se dedican a la siembra de papa, quedaron admirados y otras 20 usuarias del programa Juntos quisieron seguir sus pasos. Así, Diana se convirtió en “la maestra” que enseñó el manejo de la tierra para que las fresas resistan las bajas temperaturas y no mueran con el frío.

Las rojísimas y deliciosas fresas atraen a empresarios, quienes compran a Diana los frutos, convirtiendo a Rayanpampa en un espacio que ofrece fresas de altísima calidad.

Diana Oro tiene como próxima meta construir un invernadero para dejar de preocuparse por las bajas temperaturas, seguir creciendo como emprendedora, cumplir el sueño de la chacra propia, exportar y, así, ayudar a mejorar la vida de las familias usuarias del programa Juntos del centro poblado Rayanpampa.