Ana Gaivao Cordovil ha prometido guiar los pasos de Rafael, uno de sus hijos, aunque su padre lo quiera impedir. Ha sacado fuerzas desde sus entrañas para enfrentar sola una dantesca lucha por volver a estar con sus dos pequeños amores.
“Yo estoy acá tratando de buscar justicia porque hace seis meses soy víctima y hoy mis hijos de acto de violencia muy fuertes. (…) Pasé horas de angustia sin saber que les había pasado. Finalmente, la Policía en España me dijo que estaban acá. Desafortunadamente, en España la ley les permite a uno de los padres sacar a los niños sin permiso del otro. Estoy acá hace seis meses tratando de recuperar a mis hijos”, declaró Gaivao Cordovil a ‘ContraCorriente‘.
Se angustia al recordar cómo su actual esposo hace 6 meses en España decidió que la nueva vida de sus hijos no la incluía.
“Mi esposo está en una venganza contra mí, por el hecho de que pensó que yo me quería divorciar. No solo se ha llevado a mis hijos, sino se llevó casi toda la plata que teníamos de ahorro de familia. Me dejó prácticamente sin recursos para defenderme”, indicó.
Gaivao Cordovil se enamoró del peruano Fernando José Menéndez Zepilli, hijo de un viceministro de Economía, mientras juntos estudiaron un MBA en Estados Unidos. Se mudaron a Perú y desde el 2020, por los trabajos de Fernando y Ana, la familia dividía su tiempo entre nuestro país, Portugal y España.
La madre decidió postergar su desarrollo profesional para dedicarse exclusivamente al cuidado de sus hijos. Pero, al parecer, para Fernando eso no habría sido suficiente.
“Mis hijos están sufriendo, me están diciendo que les pegue. Mis hijos están diciendo que se quieren ir de donde están. Y, desafortunadamente, la justicia hasta ahora no se ha hecho. (…) Poco después de haber llegado me tiró una demanda de tenencia superdraconiana, pide la tenencia exclusiva de los niños”, señaló la madre.
La condición social, los recursos, las conexiones y los poderes que guarda, dice, la familia de su esposo han hecho que en el tiempo se dilate la posibilidad de gestionar, aunque sea una tenencia compartida. Mientras tanto, solo los puede ver tres veces a la semana debido a las demandas que ha ganado a su favor.
Son visitas supervisadas, dice Ana que sus hijos incluso le han reclamado por episodios de violencia que sufrirían en una casa que no conocen bajo el cuidado de la abuela paterna y su padre.
‘ContraCorriente’ intentó comunicarse con el todavía esposo de Ana, Fernando Meléndez Zepilli, o su abogada Patricia Simonds, para que brinde su descargo, pero nunca respondieron.