Benji Espinoza, exabogado del vacado expresidente Pedro Castillo, contó en exclusiva para 'Contracorriente' todos los detalles de su última reunión con el golpista. 

"Mi renuncia fue porque se quebró el orden constitucional que yo incansablemente argumentaba como motivo de defensa. Con qué cara podía defender entonces. Jurídicamente es imposible, sería traicionar mis convicciones, sería ser desleal a mi profesión", dijo Espinoza. 

Asimismo, sostuvo que el exjefe de Estado se equivocó en escuchar a personas que no debía. "La investigación determinará cómo se preparó ese discurso [de Pedro Castillo]", expresó. 

Por otro lado, Benji Espinoza dijo que tenía todo listo para ir al Congreso el 7 de diciembre del 2022, día del fallido golpe de Estado de Castillo Terrones. "Había un plan de defensa", anotó. 

"Estuve un día antes en Palacio. (...) Nos habíamos distribuidos tres tiempos: iniciar el presidente con 10 minutos, yo tenía 20 minutos para a hacer mi presentación y terminaba con 30 minutos el doctor [José] Palomino", puntualizó. 

Benji Espinoza, exabogado del vacado expresidente Pedro Castillo, manifestó sus dudas sobre la nueva teoría del caso que desliza la hipótesis de que su expatrocinado estuvo "bajo amenazas de muerte" cuando dio el fallido golpe de Estado.

Fue el abogado Eduardo Pachas, quien lidera la defensa legal de Castillo Terrones, quien señaló que su defendido, frente a esta supuesta situación, "como estratega y gran hábil, tomó la decisión de leer ese documento".

Espinoza puso en tela de juicio dicha narrativa, debido a que cuando se elabora una teoría del caso, la historia debe ser "consistente", "creíble" y "verosímil", según la evidencia disponible.

"Cada abogado construye estrategias, pero, cuando uno elabora una teoría del caso, la historia tiene que ser, además de consistente, creíble, verosímil a raíz de la evidencia disponible. Estimo que esa teoría que se ha deslizado ayer sobre una amenaza de muerte no lo es", dijo a Exitosa.

El exdignatario izquierdista está bajo prisión preventiva en el penal de Barbadillo (Ate) por haber asestado un golpe de Estado y liderar una organización criminal que se enquistó en el Gobierno para cobrar coimas a cambio de obras públicas.