La oficina clandestina de Martín Vizcarra: reuniones secretas y conflictos de interés

En el corazón de una de las zonas más exclusivas de Lima, el expresidente Martín Vizcarra ha establecido una oficina no declarada que se ha convertido en el epicentro de reuniones clandestinas con personajes polémicos. Este espacio, ubicado en la cuadra 3 de la avenida Jacarandá en Santiago de Surco, ha sido escenario de múltiples encuentros diarios con diversos empresarios y políticos.

El 11 de julio, a las 10 de la mañana, un Mercedes blanco, propiedad de Cesar Roberto Figueredo Muñoz, investigado por su presunta complicidad en la organización criminal 'Los Intocables de la Corrupción', fue visto estacionado fuera de la casa. Figueredo, secretario general del partido Perú Primero y cercano colaborador de Vizcarra, fue captado saliendo y entrando del inmueble, indicando su rol como secretario particular del expresidente procesado.

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Otro vehículo perteneciente a la empresa 'La Quinta Fruta', asociada a Cristina Manrique Mansilla, también denunciada por corrupción, se encontraba presente. Estas visitas recurrentes y la relación con Vizcarra han levantado serias sospechas sobre promesas de futuros puestos claves en caso de que Vizcarra retome el poder.

El 17 de marzo, se observó también la llegada de Julio Cesar Molleda Solís, entonces vocal de procedimientos concursales de Indecopi y miembro del directorio de ElectroPerú. Molleda, ratificado en su cargo por Vizcarra en 2019, también es gerente general de ESMETAL S.A.C., una empresa que ganó contratos con el Estado por 19 millones de soles durante el mandato de Vizcarra. Este encuentro ha generado dudas sobre posibles conflictos de interés, especialmente en el sector minero y el transporte de caudales.

Estas reuniones secretas han suscitado preguntas sobre las intenciones de Vizcarra y sus vínculos con empresas y personajes investigados por corrupción. La opacidad y la falta de transparencia en sus actividades continúan siendo motivo de preocupación y escrutinio público.

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Según Registros Públicos, la casa pertenece a Amelia García Márquez, cuyo hijo representa a una empresa del magnate mexicano Carlos Slim en Perú.

La cola del 'Lagarto' Vizcarra parece ser larga, opaca y sinuosa, con más revelaciones pendientes.

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