Política


Umberto Jara: La parodia de Dina y Otárola

"La presidente Dina Boluarte y su primer ministro Alberto Otárola están fingiendo gobernar en democracia. Su tarea, en realidad, es seguir desestabilizando al país y “crear las condiciones” para que asuma un gobierno de izquierda", señala el periodista.


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Redacción Willax TV Redacción Willax TV

La presidente Dina Boluarte y su primer ministro Alberto Otárola están fingiendo gobernar en democracia. Su tarea, en realidad, es seguir desestabilizando al país y “crear las condiciones” para que asuma un gobierno de izquierda. No son lo opuesto a Pedro Castillo, son la continuidad de ese gobierno desde otra facción.

Ambos personajes, Boluarte y Otárola, tienen en sus escritorios informes sobre el accionar de elementos senderistas salidos de prisión. Pónganle el nombre que gusten: Sendero Luminoso o, en versión más actualizada, el sindicato Fenatep o los Frentes de Defensa —antigua creación laboriosa de Augusta La Torre, la esposa de Abimael Guzmán—. Junto a ellos, está el lumpen, individuos socialmente marginados que marchan y apedrean por migajas de dinero. Y, por cierto, también están los engañados, algo infaltable en el Perú, aquellos que creen que, vía la violencia, han de lograr “justicia social”. Esta violenta mezcolanza corta carreteras, asalta aeropuertos, destroza ambulancias, impide el paso de alimentos. Son acciones terroristas que el periodismo prefiere llamar “manifestaciones”. 

Todo esto lo saben Boluarte y Otárola pero no hacen nada. Saben también que los cortes de la Carretera Central se hacen con relevos de comuneros trasladados desde poblados de Huancavelica, con dinero del narcotráfico. Los reclutan a vista y paciencia de todos. Existen videos, fotografías y documentos. Esos informes los conocen la Presidente y su Primer Ministro pero no dicen nada, no deciden nada.

Nadie con un mínimo de criterio, deja que durante dos meses el sur del país se incendie y la capital peruana se llene de turbas. ¿Por qué razón Boluarte y Otárola permiten que el caos continúe? ¿Por qué se niegan, desde el inicio, a utilizar una estrategia seria que sume a la Policía, a las Fuerzas Armadas y la tarea de Inteligencia? 

La razón es que estamos gobernados por la fase dos del gobierno iniciado con Pedro Castillo. Al igual que el falso maestro rural que hablaba de democracia mientras desarmaba el Estado desde el gobierno, esta vez Dina Boluarte y Alberto Otárola han echado a andar un operativo de simulación. Lo que están haciendo es mantener el caos para lograr el adelanto de elecciones y una Asamblea Constituyente de contrabando. 

Dina Boluarte, la incisiva en el debate presidencial de 2021, la explosiva en sus intervenciones públicas, hoy se muestra como una desconcertada ama de casa en Palacio de Gobierno y bajo esa careta paraliza todas las decisiones pero, simultáneamente, pone fecha para elecciones (8 de octubre) y da un mensaje anunciando un proyecto para una reforma total de la Constitución. Luego retrocede porque tantea el terreno y después insistirá hasta encontrar la rendija. 

Hay que dejar de lado la ingenuidad. Dina Boluarte tiene como única bandera el adelanto de elecciones. No le interesa la tranquilidad ni la economía del país. Lo único que pide con énfasis son las elecciones adelantadas porque los actores de la fase dos del gobierno de Castillo, consideran que si las elecciones se hacen pronto, saldrán electos. Creen que la población elegirá otra vez una opción de izquierda bajo la presión: Violencia y caos o “izquierda democrática”. El famoso mal menor. Por eso, Boluarte y Otárola no toman las decisiones que gobernantes responsables sí tomarían. Su negocio es que el caos continúe. Y de paso, Pedro Castillo no está aislado y sigue recibiendo visitas que luego aparecen en las marchas.

¿Parece increíble? Con la izquierda que llegó al poder el 2021, nada es increíble. A los caviares se les nota rápido el afán, a la izquierda Verónika se le ve el fustán, pero esta izquierda radical que no quiere irse del poder, es más hábil. Está cuajada en la mentira, en el uso del disfraz, en el uso del cinismo. ¿Acaso Castillo no dio el golpe de Estado haciendo anuncios de liberalismo?  

¿Por qué Dina Boluarte va a ser distinta? Viene del radicalismo y fue partícipe de la banda criminal “Los Dinámicos del Centro”. No va a cambiar por el simple hecho de llegar a Palacio de Gobierno con alegre vestimenta amarilla. Una vida entera dedicada al radicalismo no se esfuma por ponerse una banda presidencial, una banda que simboliza las “pelotudeces democráticas”.

Alberto Otárola anda por la misma ruta. Al igual que Dina también quiere una Asamblea Constituyente. Son cómplices. No en vano Dina Boluarte lo nombró como su abogado para que la defienda de sus trapacerías. Otárola es ferviente partidario de la Asamblea Constituyente. Veamos. 

El 19 de noviembre de 2020, el actual primer ministro publicó un Twitter señalando “1) Se convoca a referéndum 2) Pueblo opta por nueva Constitución 3) Se instala Asamblea Constituyente 4) Se debate y aprueba nueva Constitución del Bicentenario”. 

No fue un entusiasmo casual. El 15 de mayo 2021, Otárola publicó también en Twitter: “Mañana Chile elige 155 asambleístas para Nueva Constitución. Lo decidieron pacíficamente en referéndum. Y en Perú es blasfemo y terrorista proponer lo mismo para reemplazar Constitución fujimorista. Allá sí y acá no. Así estamos”. Hay más sobre su posición de izquierda cercana a Boluarte y Cerrón. De paso, nótese que Cerrón, el pistolero de Twitter, no gatilla contra la Presidente ni contra el Primer Ministro. 

Otárola ha sido hábil en disfrazarse de presunto demócrata en la coyuntura actual. Da la impresión de hombre mesurado pero, en realidad, es simpatizante festivo de Hugo Chávez y Nicolás Maduro. (Ver foto) Y sus actos de gobierno demuestran que su interés como Primer Ministro no está en la paz social o en la economía del país. Incluso, en medio de la crisis, destina tiempo a ser mediador del fútbol con el corrupto Agustín Lozano. Sus actos muestran su interés en sólo un tema: en que se adelanten las elecciones en medio del caos. ¿Qué garantía puede haber para un proceso electoral legítimo? 

Así como Pedro Castillo, el inepto, se dio el lujo de engañar al país, esta vez la farsa continúa. Y ya tienen un primer boceto de candidato: Alfonso López Chau, el anfitrión de vándalos en la Universidad Nacional de Ingeniería.

El problema es que están incurriendo en una inmensa irresponsabilidad porque los violentistas no quieren ningún diálogo y son varios adversarios —senderistas Fenatep, regionalistas agrupados en organizaciones diversas, narcotráfico, minería ilegal— que quieren cercar al país y que no les interesa la democracia. No es momento de cálculos políticos. Poner como prioridad un adelanto de elecciones por encima de la seguridad del país, es, precisamente, jugar con fuego.

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