Congresistas se siguen atornillando a sus curules en medio de un país paralizado por las violentas protestas

En medio de un país desangrado y paralizado, tanto el Poder Ejecutivo como el Legislativo, dieron su estocada final al Perú. Con 54 votos a favor, 68 en contra y 2 abstenciones, el pleno del Congreso rechazó adelanto de elecciones para diciembre de 2023. 

En medio de un estado de emergencia, el Congreso tenía como única tarea ponerle fecha de caducidad al Gobierno de turno y, de paso, a sus curules. 

Pero, en lugar de encontrar un consenso para llevar a cabo este proceso de manera responsable, algunos padres de la patria se dedicaron exclusivamente a lanzarse insultos.  

El jueves 2 de febrero, tras 4 días de intenso debate, incontables suspensiones e incontables reconsideraciones, el Congreso de la República le dijo no al adelanto de elecciones y no a la asamblea constituyente.

Waldemar Cerrón reía para no llorar. Ni siquiera Guillermo Bermejo se lo podía creer, moviendo la cabeza de lado a lado. Mirando el tablero de votación se despedían de su famosa asamblea constituyente, que fue rechazada en una segunda votación de reconsideración por 78 votos.

El 21 de diciembre pasado, el Pleno del Parlamento logró un consenso para aprobar un proyecto de ley de elecciones generales que tenía como fecha abril de 2024. Como se trata de un cambio constitucional, era necesario una segunda votación calificada, con mínimo 87 votos a favor, para que el adelanto se haga realidad. 

Ya no existe esa posibilidad. Con el archivo definitivo del proyecto de ley para adelantar las elecciones presentado por el Poder Ejecutivo el viernes pasado, no se podrá volver a poner el tema sobre la mesa hasta la próxima legislatura. Es decir, hasta agosto próximo.

Por un lado, tenemos a congresistas que no quieren adelanto de elecciones. Por el otro, a una presidenta de la República que se niega a dejar el cargo. En medio, un país roto que pide a gritos una salida a esta crisis.