Decreto supremo firmado por Pedro Castillo reduciría en un 60% los bancos de sangre del país

Los peruanos seguimos pagando la factura de la pésima y corrupta gestión del gobierno de Pedro Castillo. A nueve meses de su abrupto final, miles de pacientes se ven amenazados por una inminente escasez de sangre en el futuro inmediato. 

Un decreto supremo, emitido en setiembre del año pasado, firmado por el exmandatario y su entonces ministro de salud, Jorge Antonio López Peña, podría dejar inoperativos a más del 60% de bancos de sangre del país, agravando la crisis que arrastra desde hace muchos años el sector salud.

"Si viene una gestante con una hemorragia, de trecer trimestre que llamamos, desprendimiento de placenta, qué se yo, si en ese momento no hay sangre, tiene que ir a otro establecimiento para que le den la sangre. Pero en ese interín la paciente se puede morir", dijo el Dr. Raúl Urquizo, decano del Colegio Médico Del Perú

¿Pero cómo se llegó a esta situación? Todo inicia el 9 de setiembre del año pasado, fecha en la que Castillo Terrones promulgó el decreto supremo 017-2022, que modifica el reglamento de los bancos de sangre a nivel nacional, tanto para hospitales públicos, clínicas privadas y las sanidades de las fuerzas armadas y la policía.

Esta modificación afecta principalmente a los bancos de sangre tipo 2, los de mayor nivel en nuestro país, encargados no solo de recolectar y almacenar la sangre de los donantes, sino de procesarla para obtener otros productos, como son las plaquetas, el plasma y demás derivados. 

Según el nuevo reglamento de bancos de sangre, los de tipo 2 deberán cumplir una producción mínima de 2500 unidades de paquetes globulares al año. De no cumplir este requisito, serían degradados al tipo 1 y en el peor de los casos, incluso, podrían verse obligados a cerrar.

El autor de la modificatoria del reglamento de bancos de sangre, fue el médico cirujano Teófilo José Fuentes Rivera Salcedo, director ejecutivo de la Dirección De Banco De Sangre Y Hemoterapia – Pronahebas.

Pero más allá de los líos y diferencias producidas dentro de la comunidad médica, a partir de este hecho, cabe preguntarnos por otro problema que afecta a los bancos de sangre, quizá incluso más grave que la modificación de su reglamento: el bajo índice